El frío ha llegado para quedarse y es el momento de desempolvar la chimenea para disfrutar de un ambiente acogedor y cálido en tu finca, pero antes, deberás conocer las labores de mantenimiento para deshollinar la chimenea para asegurarte un buen funcionamiento durante los largos meses de invierno.
Lo ideal será realizar una limpieza de manutención semanalmente y una limpieza profunda al finalizar los meses más fríos. De esta forma, podrás mantenerla en buen estado y evitarás posibles riesgos durante su uso, además de conservar su estética sin que tenga un aspecto sucio y viejo.
Es muy importante limpiar el hollín que da lugar a la creosota para que tu chimenea consuma menos y de manera más segura. La creosota es una sustancia altamente combustible que se genera tras el proceso de quema de la madera o del carbón. Las partículas que genera ascienden por el tubo de evacuación de humos y se van acumulando en su interior. Cuando se enfrían, se endurecen y obstruyen el conducto, provocando que la chimenea tire peor y pueda devolver humos al habitáculo. Por ello, lo recomendable es limpiarla cuando se aprecien unos 3 milímetros de grosor de hollín y creosota. Además, otro de sus riesgos es que, al ser un material altamente combustible, podría arder si le alcanzan las chispas de fuego externas.
Métodos para deshollinar tu chimenea:
Para limpiar el hollín de la chimenea, según tus necesidades, podrás realizarlo de dos formas.
- Mecánica: Se trata de la opción más factible para el mantenimiento semanal. Para ello necesitas un cepillo de deshollinar llamado “erizo”, con el cual, gracias a su mango ligeramente flexible podrás alcanzar todos los rincones de la chimenea.
El proceso es muy sencillo, tan solo tendrás que eliminar los restos de cenizas y aislar la zona con plásticos. A continuación, introduce el erizo y frota hasta eliminar los restos con cuidado de que no se suelte el tubo. Por último, aspira y limpia los desechos que hayan caído.
- Química: Esta opción es ideal para la limpieza profunda tras la temporada invernal. Mediante un proceso de quema de productos, se generará una reacción química que disolverá los residuos sólidos del conducto como la creosota.
Para ello, necesitas unas bolsas deshollinadoras. El proceso es muy sencillo: deberás encender previamente la chimenea y dejarla encendida durante al menos 30 minutos para calentar el conducto. Una vez haya cogido temperatura, tan solo tendrás que introducir la bolsa y dejar que se quemen. En caso de tener que repetir el proceso, deberás esperar al menos 24 horas. También necesitarás unos plásticos y papel para proteger toda la zona. Para tu seguridad personal, también será necesario una máscara que te facilite la respiración, gafas protectoras, recubrimiento para el cabello, guantes y ropa vieja por si te manchas.
Cómo encender correctamente la chimenea:
Por último, es indispensable que aprendas a encender la chimenea de manera correcta y uses el combustible adecuado para evitar la acumulación de residuos y por tanto, mejorar su funcionamiento. Para ello, toma nota de estos consejos:
- No enciendas la chimenea con papel, usa pastillas indicadas para ello para no generar tanto alquitrán.
- Usa siempre el combustible específico para tu chimenea. Aunque tu chimenea sea de leña, no todo vale. La leña un poco húmeda tendrá menos capacidad para calentar y además generará residuos que se solidificarán en cuanto se enfríe. Lo ideal es emplear leñas duras, poco resinosas como las de la encina o el roble. Tampoco uses maderas blandas como las del pino, ya que tienen mucha resina que durante el proceso de quemado formarán creosota en el tubo.
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