La construcción mira al futuro con el pasado aún en la retina. Constructoras, sindicatos, académicos y demás expertos siguen insistiendo en que el ladrillo debe aprender de los errores cometidos durante el boom inmobiliario para no volver a cometerlos. Y entre la batería de cambios que debe llevar a cabo este sector, motor del desarrollo económico y social de España durante las últimas dos décadas, están la búsqueda de la eficiencia y la apuesta por nuevas actividades.
“Debemos buscar nuevos modelos económicos, pero es muy difícil alterar el peso de los sectores de forma significativa a corto plazo. No se puede sustituir uno por otro como si fuera un mecano, así que lo que hay que intentar es que la construcción sea más eficiente y esté diversificada”, asegura Julio Gómez-Pomar Rodríguez, secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda.
Lo que parece tener claro la construcción es que su futuro pasa más por la rehabilitación de los edificios existentes que de la promoción de nuevas viviendas.
“El segmento de la rehabilitación y la reforma constituye uno de los que presentanmayor potencial para reactivar la actividad, dada la evolución demográfica en España y a las necesidades de adaptar el parque de viviendas y equipamientos a las nuevas exigencias medioambientales, energéticas y sociales”, sostiene en un estudio el Consejo Económico y Social (CES).
Según los últimos datos del Censo (que se corresponden con 2011), en nuestro país hay13,6 millones de viviendas no cumplen las exigencias mínimas de ahorro de energía. “Si este parque se rehabilitase energéticamente, se generarían importantes beneficios en términos de empleo fiscales, de reducción de consumo energético y medioambientales, añade el estudio.
También debemos recordar que gran parte de las viviendas nuevas que están sin vender (el stock de casas a estrenar en 2015 superaba el medio millón de unidades) podrían colocarse en el mercado si cumplieran las necesidades y las expectativas de los potenciales compradores. Dicho de otro modo, si fueran reformadas podrían ser ‘vendibles’.
A ello se suma el papel que podría tener la rehabilitación en la creación de un parque de viviendas que permita la emancipación de los jóvenes que se están incorporando al mercado laboral y de ese medio millón de personas que se ha marchado de España para buscarse un futuro y que podría regresar en los próximos años. “O somos capaces de darnos cuenta de que con 30 años no se puede vivir con los padres o generaremos otro gran problema”, alerta Vicente Sánchez Jiménez, secretario general de CCOO de Construcción y Servicios.
Por si fuera poco, los expertos recuerdan en que en el futuro de la rehabilitación no solo será importante el mercado residencial, sino que se trata de un concepto más amplio que incluye miles de edificios públicos e inmuebles de uso colectivo.
Así pues, resume Carlos Romero, presidente de la Federación de Industria, Construcción y Agro (Fica) de UGT, “la rehabilitación es un nicho de mercado para el sector porque existe una demanda y una necesidad de nuevas fórmulas constructivas”.
No hay duda de que los números que aportan los agentes del sector parecen salir a cuenta, pero lo cierto es que la rehabilitación en España sigue lejos de los niveles de los socios europeos. Según Juan Francisco Lazcano, presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), nuestro país está renovando anualmente un 0,28% del parque de edificios existente, frente al promedio europeo que asciende al 1,2% y al 2% mínimo que recomienda la Comisión Europea.
La importancia de las infraestructuras
Las infraestructuras son otro de los motores que impulsarán el sector de la construcción en los próximos años. “Son imprescindibles para que haya igualdad de oportunidades. En el transporte aportan movilidad y accesibilidad, mientras que las energéticas brindan salud y bienestar y las telecomunicaciones, eficiencia”, resume el secretario de Estado.
¿Y dónde puede estar aquí el negocio? La respuesta está en múltiples actividades. España puede avanzar en infraestructuras relacionadas con el agua (tratamiento, vertidos, riesgo…), la energía (renovables…), la salud (hospitales, guarderías, centros de mayores…) y los transportes (logística, ferrocarriles, carreteras…) para que las infraestructuras se equiparen entre las distintas autonomías y también con el resto de Europa.
“Hay necesidad de seguir invirtiendo en infraestructuras para mejorar el transporte y la movilidad, mejorar la planificación y la gestión e impulsar la colaboración público privada. Cada vez que se invierte un euro en la construcción se genera 1,9 euros en el conjunto de la economía, porque induce a otras actividades”, recalca Juan Miguel Villar Mir, presidente del Grupo Villar Mir y expresidente de la constructora OHL.
De momento, al menos, las cifras oficiales dejan mucho que desear. Prueba de ello es que la inversión pública se ha desplomado más de un 50% durante la crisis: si en 2007 el presupuesto se situaba en el 4,6% del PIB, en 2014 cayó hasta el 2,1%.
CCOO añade que, como consecuencia de la crisis y los recortes para cumplir el déficit, España lleva 10 años de retraso en materia de inversión, lo que está impidiendo ganar competitividad y está empeorando el estado de salud de las infraestructuras existentes.
Sin construcción no habrá más crecimiento
El impulso de la rehabilitación y las infraestructuras devolverán al ladrillo la posición que merece dentro de la economía. Los expertos recuerdan que la construcción fue el sector que sostuvo el crecimiento de España y dinamizó a la sociedad entre los años 90 y 2007, pero alertan de que su contribución actual está por debajo de lo que consideran un nivel sano.
Según los datos que aporta el estudio del CES, fue la locomotora económica con un crecimiento medio anual de cerca del 6% y una aportación de valor y de empleo de dos dígitos. Sin embargo, su pujanza respondía a una serie de desequilibrios financieros y económicos y creó una burbuja especulativa. Si bien era necesario un reajuste, la crisis redujo la actividad hasta niveles por debajo de los normales en las principales economías del entorno europeo. En el largo plazo, la actividad ‘sana’ de este sector se situaría en torno al 7%-9% en el Valor Añadido Bruto (VAB) y al 7,5%-10,5% en el empleo.
Para conseguirlo, los expertos insisten en que es necesario impulsar la colaboración público-privada, conseguir que Europa conceda más ayudas y establecer una política de planificación de las inversiones que no dependa de los calendarios electorales. Y es que, como recuerdan desde UGT, “no cabe concebir una recuperación de la economía sin la recuperación de la construcción y tampoco una vuelta del empleo a niveles precrisis sin un despegue del sector”.
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